
por ejemplo:
tratando de replicar looks Miu Miu con disfraces de Halloween, y sus opiniones sobre Obama (bien), el Vogue australiano (sobrevalorado) y los niños de su clase de séptimo de primaria (mal, mal, mal y no deberían acercase a su blog). La celebridad de Tavi ("mi comida preferida son las moras y los modernos", "quepo en un buzón de correos") ha traspasado la blogoesfera y ha sido protagonista involuntaria de perfiles, desde Teen Vogue al New York Times pasando por USA Today. Uno de los primeros medios mainstream en notar su presencia en la web fue el New York Magazine, que básicamente escribió que resultaba poco creíble que una niña de 12 años de pueblo alcanzase tal nivel de sofisticación sin una madre-svengali detrás. "Algunas de sus fotos no son autofotos", aportaban como prueba. El artículo sobre ella llevó a cientos de neoyorquinos irónicos al blog de la pobre Tavi, que, aunque a veces se expresa con la melancolía de una sexagenaria adicta al Xanax, no maneja todavía el lenguaje del sarcasmo. Le dejaron comentarios derogatorios y la pobre Tavi hizo lo que harían muchas niñas de 12 años: llorar toda la noche y dormir en la cama de sus padres. Eso al menos explicó su padre en el Usa Today, que quiso utilizar la historia de Tavi como fábula ejemplarizante de lo que pasa cuando se deja bloguear a los niños, por brillantes que sean.
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